Yo voy a permitirme leer solo una parte, unas frases, pero recomiendo el libro, y el libro además tiene una extraordinaria bibliografía que nos permitiría profundizar en el pensamiento bolivariano antiimperialista. Simón Bolívar por ejemplo en 1820 le escribe a José Tomás Revenga. ¡1820! Ni siquiera había ocurrido la Batalla de Carabobo. Acababa de ocurrir Boyacá y era libre la Nueva Granada, pero aún Venezuela estaba bajo el yugo español y casi toda la América del Sur. Bolívar, le escribe a su secretario general, y quien más tarde fue ministro de Relaciones Exteriores y ministro de Hacienda de la Gran Colombia, José Tomás Revenga, lo siguiente, cito, leo a Bolívar, dice Bolívar: “Jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros, ya ven decidida la suerte de las cosas, y con protestas y ofertas, quién sabe si falsas, nos quieren lisonjear para intimar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses.
El secreto del presidente de los Estados Unidos es admirable, es un chisme contra los ingleses, que lo reviste con los velos del misterio para hacernos valer como servicio lo que en efecto fue un buscapié para la España. No ignorando los norteamericanos que con respecto a ellos los intereses de Inglaterra y España están ligados. No nos dejemos alucinar con apariencias vanas, sepamos bien lo que debemos hacer y lo que debemos parecer”. Termina la cita de Bolívar.
Pero más tarde, eso fue en 1820, repito compatriotas, en 1825, desde Potosí, allá bien arriba, altota la montaña como cantaba Alí Primera, en el frío del Potosí, después de haber libertado el Perú y estaba en plena creación la Bolivia hermana, estaba Bolívar allá con el Mariscal de América, así que propongo que llamemos desde hoy al Mariscal Sucre, porque le queda pequeño el gran nombre de Ayacucho, Sucre es el Mariscal de América, Antonio José de Sucre; estaba por allá con Simón Rodríguez, ayer por cierto se cumplieron 150 años de la muerte, por allá en un pueblo del Perú, de Simón Rodríguez; rendimos tributo a su memoria y decimos que hoy está aquí más vivo que nunca con nosotros, en la batalla por nuestra dignidad.
Pues Bolívar desde allá le escribió a Francisco
de Paula Santander, ustedes saben muy bien, todos
sabemos que Santander terminó entregándose a los
intereses de la oligarquía, igual que Páez aquí, y esa es
una de las tragedias de Bolívar, sus propios compañeros;
Santander, quien fue un valeroso soldado; Páez, quien
fue un incomparable soldado, no entendieron la causa
de la libertad, y él no fue capaz de hacerlo ver hacia
dónde había que llevar la guerra de independencia,
que no era solo España el enemigo, era la esclavitud,
la desigualdad, el hambre y la miseria. Bolívar murió
frustrado, no pudo convencer a sus compañeros, y estos
terminaron, la mayoría, entregándose a los intereses de
la oligarquía y también a los intereses de Norteamérica.
Santander se entendió con los norteamericanos,
y entró en conflicto con Bolívar, sobre todo por eso,
sobre todo por eso; y Santander estuvo detrás del
atentado septembrino, y quedó en el misterio el papel
que jugó la embajada de Estados Unidos en Bogotá en
aquel atentado, en el cual casi matan a Bolívar, aquella
noche que lo salvó Dios y la Manuela Sáenz, la gloriosa
Libertadora del Libertador.
Bueno, Simón Bolívar le escribe, ya enfrentado a Santander, desde el Potosí, esta carta, aquí hay un fragmento a Francisco de Paula Santander, desde Potosí, 21 de octubre, 1825, leo: “Nunca me he atrevido a decir a usted lo que pensaba de sus mensajes, que yo conozco muy bien que son perfectos, pero que no me gustan, porque se parecen a los del presidente de los regatones americanos. Aborrezco a ese canalla, de tal modo, que no quisiera que se dijera que un colombiano hacía nada como ello”.
Vean ustedes hasta dónde llegó la claridad de Bolívar. Y más adelante está la carta que le escribe a Patricio Campbell, es la carta uno de cuyos pensamientos más se conoce, pero hay mucho más, hay mucho más.
Miren, hay una carta donde Bolívar: “¡Qué clase de hermanos son esos de Norteamérica! Que hasta la España reconoce nuestra independencia y ellos no terminan de reconocerla”. Y es cierto, el último país, el último gobierno en reconocer la independencia de Venezuela, mucho tiempo después que los
españoles ya
habían sido derrotados y hasta la propia España había
reconocido la independencia de
Venezuela, el último
país fue, o el último gobierno fue el gobierno de los
Estados Unidos, porque ya ellos veían la posibilidad
de adueñarse de estas tierras; se opusieron al Congreso
de Panamá, lo sabotearon; se opusieron al plan de
Bolívar de libertar Cuba y Puerto Rico, porque ya ellos
veían esas islas como patio trasero de sus intereses
geopolíticos.
Aquí está, ya para terminar, las citas de este
maravilloso libro, esa carta que dirige Bolívar. Fíjense
ustedes, primero leí un fragmento de una carta de
1820, segundo leí un fragmento de otra carta de 1825;
y tercero, voy a leer un fragmento de otra carta, ahora
ya en 1829, el pensamiento es el mismo. A lo largo de
10 años Bolívar lo que hace es ver más claro cada día,
y muere con esa claridad, y con ese horror de ver el
imperio que nos amenazaba, a Patricio Campbell le dice
desde Guayaquil, el 5 de agosto de 1829, apenas un año
y cuatro meses antes de su muerte, le dice lo siguiente
compatriotas: “Los Estados Unidos de Norteamérica
parecen destinados por la providencia para plagar la
América de miserias a nombre de la libertad”.
Aquí estamos hoy enfrentando la misma amenaza, la misma agresión, la misma historia, la misma realidad histórica en el tiempo y en el espacio han permanecido. ¡1820! Ya han pasado casi 200 años de aquella alerta que hacía el gran líder, el gran visionario que fue Simón Bolívar; 200 años después aquí estamos nosotros, concentrados en esta Caracas bolivariana para seguirle diciendo: ¡No al intervencionismo norteamericano en nuestra tierra!
Lamentablemente la profecía de Bolívar no hizo sino cumplirse, y buena parte de las tragedias de la América Latina y del Caribe están allá, en los secretos y los misterios de la Casa Blanca, desde allá se han planificado asesinatos, genocidios, golpes de Estado, terrorismo, invasiones y muerte contra nuestros pueblos; desde allá se ha instaurado en América el imperio y todos los gobiernos que de una u otra manera se oponen al imperialismo comienzan a ser atacados, comienzan a ser satanizados, comienzan a ser atropellados, utilizando para ello todos los medios con que cuentan, los medios económicos, los medios de comunicación de masas, los medios diplomáticos, las instituciones internacionales, que lamentablemente ceden al chantaje la mayor parte de las veces. Han llegado a utilizar incluso a algunos países hermanos contra otros, atizando el odio de unos contra otros.
(…)
Ahora, fíjense, además de enterrar aquí el ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas) como hoy lo estamos enterrando, enterradores nosotros; además de eso siempre he dicho, en primer lugar a los venezolanos, ahora me atrevo a decirlo más allá de Venezuela: a nosotros, los hombres, las mujeres de este tiempo de comienzos del siglo XXI, nos toca, compañeros, compañeras, camaradas, una doble tarea histórica: nosotros tenemos que ser los enterradores, no solo del ALCA, porque el ALCA fue una propuesta, una de tantas propuestas, pero es vieja esa propuesta, antier se llamó de una manera “Iniciativa para las Américas” la llamaron por allá por 1990, pero ya en el siglo XVIII, naciendo aquella gran República, aquel gran Estado que luego se convirtió en imperio, nació con las garras del águila imperial, lamentablemente desde el inicio, desde hace 200 años pues, Thomas Jefferson, uno de los creadores de aquel Estado norteamericano lo dijo, lanzó el plan imperialista Thomas Jefferson, dijo que Estados Unidos tenía como destino “tragarse”, –así mismo lo dijo, con esa expresión– “tragarse una a una las nacientes repúblicas antes colonias españolas”, desde entonces viene el plan anexionista, colonialista de Estados Unidos, así que nosotros no solo debemos ser enterradores del ALCA, sino enterradores y en mucha mayor dimensión, complejidad y profundidad, del modelo capitalista neoliberal que desde Washington arremete contra nuestros pueblos desde hace tanto tiempo.
La batalla del ALCA, la batalla del ALCA, que como bien decía Hebe Bonafini sin duda que la hemos ganado, pero ¡cuidado!, eso es solo una batalla, eso es solo una batalla de tantas batallas pendientes que nos quedan para toda la vida, ahora, decía que tenemos una doble tarea, enterrar el ALCA y el modelo económico, imperialista, capitalista por una parte, pero por la otra
a nosotros nos toca, compañeros y compañeras, ser
los parteros del nuevo tiempo, los parteros de la nueva
historia, los parteros de la nueva integración, los parteros
del ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas,
para los pueblos de América, una verdadera integración
liberadora, para la libertad, para la igualdad, para la
justicia y para la paz, solo nosotros unidos podemos
hacerlo y además enterrar al capitalismo para parir el
socialismo del siglo XXI, un nuevo proyecto histórico
socialista, lloran los pueblos de la América, nos toca a
nosotros, yo estoy seguro de que ya en la América está
engendrado el nuevo proyecto histórico del socialismo
del siglo XXI, lo ha engendrado el vientre de América,
ahora pujemos nosotros para parirlo, para darle
vida, para perfilarlo. Rosa Luxemburgo lanzó aquella
expresión: “Socialismo o barbarie”, hoy se hace más
dramática la expresión y hay que repetirla: “Socialismo
o muerte”, “Socialismo o barbarie”.
Y permítanme, compañeros, compañeras, hermanos y hermanas, reflexionar sobre este punto lo siguiente, la construcción del socialismo es para nosotros razón de vida, impulso ideológico político, pero hay que decir que ni siquiera eso se queda allí, no se trata solo, ya hoy, de un impulso político, moral, ético, ideológico; se trata mucho más que eso de salvar la vida en este planeta, porque el modelo capitalista, el modelo desarrollista, el modelo consumista que desde el Norte han impuesto al mundo está acabando con el planeta Tierra y que se sepa, no tenemos ningún planeta cercano, así para que emigremos hacia allá, parece que el planeta Marte estaba más cerca en estos días, me decía mi hija pequeña de ocho años anoche despidiéndonos: “Papi asómate para que veas el planeta Marte, está un poco más cerca”, pero hasta ahora se conoce que no hay vida en Marte, parece que hubo vida en Marte, han conseguido rastros, señales, incluso vapor de agua, pero parece que en Marte se instaló en alguna época el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Consenso de Washington y acabaron con ese planeta, esto pudiera ser ciencia-ficción, pero bien vale la pena lanzar hipótesis, el planeta, nuestro planeta, el único que tenemos a la mano para vivir nosotros y las futuras generaciones, nuestros descendientes, está siendo destruido en nuestras propias narices por el modelo capitalista del desarrollismo destructor, esto es muy evidente, pero los principales líderes del mundo y de los países desarrollados no quieren ver la realidad, la mayor parte de ellos porque el mundo está gobernado por los intereses económicos de las grandes transnacionales y sabemos bien cómo la ambición capitalista ciega, la ambición capitalista borra no solo la vista, los sentidos y la conciencia; yo, cristiano como soy siempre he dicho que el primer gran capitalista de nuestra era fue Judas Iscariote, que vendió a Cristo por unas monedas, y el primer gran socialista de nuestra era se llamó Jesús, el Redentor, el Nazareno crucificado que vino a anunciar el reino de la igualdad, el reino de la justicia y de la paz, pero no es mentira, no es ninguna exageración de un grupo de científicos enloquecidos, no, está a la vista: se están deshelando los polos, hace poco leíamos un informe de una revista científica muy prestigiosa que dice que si no hay algún cambio, si no hay algún cambio, si no se hacen cambios en el manejo de los factores que están influyendo al clima y al recalentamiento de la Tierra, dentro de 100 años el océano Ártico ya no tendrá hielo, por ejemplo. Está elevándose el nivel de las aguas de los océanos, se están recalentando las aguas de los océanos y una de las consecuencias la están sufriendo sobre todo los pueblos del Caribe, los pueblos de Centroamérica y el mismo pueblo de Estados Unidos: esos huracanes endemoniados que arrasan pueblos enteros tienen muchas causas, pero la causa fundamental de la furia endemoniada y la fuerza inusitada que ahora adquieren estos “animales” es el recalentamiento de las aguas de los océanos. La capa de ozono sigue abriéndose, es decir, en verdad no es una exageración, está en riesgo la vida futura en el planeta. De eso debemos convencernos y convencer cada día a más personas en el mundo, porque solo la conciencia y la acción de los pueblos salvarán la vida en el planeta, yo sí estoy seguro de que salvaremos la vida para las futuras generaciones y que tendremos un mundo mejor, nuevo y distinto, estoy seguro de que lo lograremos, pero nos toca a nosotros la batalla.
Hace poco estaba comenzando a leer uno de los tantos libros maravillosos, que están saliendo muchos libros, muchos libros, y hay que hacer esfuerzos por editar muchos libros y difundirlos gratuitamente por todas partes. En Venezuela estamos haciendo esto, este año hemos editado 25 y más millones de libros totalmente gratuitos, pues, Cuba tiene muchos años editando libros, millones y millones de libros para que el pueblo lea, para que los pueblos lean, se enteren; cómo no recordar aquí hoy a ese grande, nuestro José Martí. José Martí lo dijo muy claro: “Ser cultos para ser libres.” Un pueblo culto es un pueblo libre. Y años, años atrás, ese otro grande, Simón Bolívar lo había dicho, solo que por el reverso de la moneda, por la otra cara de la moneda, Bolívar lo dijo con una claridad impresionante: “Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción” “Un pueblo culto, dijo Martí, es instrumento hermoso de su propia liberación”.
Así que se trata de salvar la vida. Yo decía que estaba leyendo a Noam Chomsky, ese buen escritor, yo recomiendo leer todo lo que les llegue a las manos, de Noam Chomsky, léanlo, léanlo, no duerman, no importa, los pocos ratos libres que uno pueda tener, leer, leer, pensar, pensar y pensar, escribir, escribir y escribir.
Noam Chomsky, uno de sus más recientes libros, no sé si incluso el más reciente, fíjense en el título: Hegemonía o supervivencia. Y está muy claramente planteado, es el mismo tema de Carlos Marx: socialismo o barbarie, es el mismo planteamiento, solo que Chomsky precisa, claro, han pasado más de cien años. Chomsky precisa, enfoca el problema de este momento histórico del mundo: “O la hegemonía norteamericana o la supervivencia en el planeta”. Una de dos, escojamos los pueblos del mundo cuál es el destino para nuestros descendientes, porque siempre digo también que ya no se trata de nosotros, ya nosotros mal que bien hemos vivido, pero ahí están nuestros hijos, ahí están nuestros nietos y los que no han nacido y los que siguen naciendo, se trata de ellos: “Hegemonía o supervivencia”, dice Noam Chomsky.
Y me llama la atención, viendo el índice del libro, uno de los primeros capítulos o temas que él toca allí, me llamó la atención y me fui directo allí a ver qué es lo que dice Chomsky, porque es una idea que llama la atención, de inmediato él dice que las dos superpotencias mundiales que hoy existen, uno tiene la idea de que hay una sola superpotencia ¿verdad? Así que la idea como que descoloca a cualquiera. Pero me voy directo a ver qué es lo que plantea Chomsky y lo dice: hay dos superpotencias mundiales hoy en el planeta, una amenaza con destruir al mundo, esa es la superpotencia estadounidense, la otra, la otra superpotencia está naciendo, pero no es la Unión Soviética, no es ningún territorio, dice él, ningún país, ningún grupo de países, no, esa otra superpotencia, dice Chomsky, que se está levantando y puede salvar al mundo es la opinión pública de los pueblos, valga la redundancia, la opinión de los pueblos del mundo, la opinión pública mundial, movilizada, consciente, ¡le toca la hora a los pueblos de la Tierra de salvar la vida en el planeta y salvar la vida de las futuras generaciones! Nos tocó a nosotros, pues, derrotar al imperialismo, a todos los imperios.
Nueva York, Estados Unidos
LXI Asamblea General de la Organización de
las Naciones Unidas
20 de septiembre 2006
Ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar.
¡Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado
hablar! Ayer, señoras, señores, desde esta misma
tribuna el señor presidente de los Estados Unidos, a
quien yo llamo “el diablo”, vino aquí hablando como
dueño del mundo, como dueño del mundo. Un
psiquiatra no estaría demás para analizar el discurso
de ayer del presidente de los Estados Unidos. Como
vocero del imperialismo vino a dar sus recetas para
tratar de mantener el actual esquema de dominación,
de explotación y de saqueo a los pueblos del mundo.
Para una película de Alfred Hitchcock estaría buena;
incluso yo propondría un título: “La receta del diablo”.
Es decir, el imperialismo norteamericano y aquí lo
dice Chomsky con una claridad meridiana y profundaestá
haciendo desesperados esfuerzos por consolidar
su sistema hegemónico de dominación. Nosotros
no podemos permitir que eso ocurra, no podemos
permitir que se instale la dictadura mundial; que se
consolide, pues, que se consolide la dictadura mundial.
El discurso del presidente-tirano mundial, lleno
de cinismo, lleno de hipocresía, es la hipocresía
imperial, el intento de controlar todo. Ellos quieren
imponernos el modelo democrático como lo conciben:
la falsa democracia de las élites. Y además un modelo
democrático muy original: ¡impuesto a bombazos, a
bombardeos y a punta de invasiones y de cañonazos!
¡Vaya qué democracia! Habría que revisar las tesis de
Aristóteles, ¿no? Y de los primeros que hablaron por
allá en Grecia, de la democracia, a ver qué modelo de
democracia es ese, el que se impone a punta de marines,
de invasiones, de agresiones y de bombas.
Dice el presidente de los Estados Unidos ayer, en
esta misma sala, lo siguiente: “Hacia dondequiera que
usted mira, oye a extremistas que le dicen que puede
escapar de la miseria y recuperar su dignidad a través
de la violencia, el terror y el martirio”. ¡Dondequiera
que él mira ve a extremistas! Yo estoy seguro de que
te ve a ti, hermano, con ese color, y cree que eres un
extremista. Con este color, Evo Morales que vino ayer,
el digno presidente de Bolivia- es un extremista. Por
todos lados ven extremistas los imperialistas.
No, no es que somos extremistas; lo que pasa es que el
mundo está despertando y por todos lados insurgimos
los pueblos.
Yo tengo la impresión, señor dictador imperialista, de que usted va a vivir el resto de sus días con una pesadilla, porque por dondequiera que vea, vamos a surgir nosotros, los que insurgimos contra el imperialismo norteamericano, los que clamamos por la libertad plena del mundo, por la igualdad de los pueblos, por el respeto a la soberanía de las naciones.
Sí, nos llaman extremistas, insurgimos contra el imperio, insurgimos contra el modelo de dominación.
Luego, el señor presidente vino a hablarles, así lo dijo: “Hoy quiero hablarles directamente a las poblaciones del Oriente Medio, mi país desea la paz...”. Esto es cierto. Si nosotros nos vamos por las calles del Bronx, si nosotros nos vamos por las calles de Nueva York, de Washington, de San Diego, de California, de cualquier ciudad, de San Antonio, de San Francisco y le preguntamos a la gente en las calles, a los ciudadanos estadounidenses. Este país quiere la paz. La diferencia está en que el Gobierno de este país, de Estados Unidos, no quiere la paz, quiere imponernos su modelo de explotación y de saqueo, y su hegemonía a punta de guerras. Esa es la pequeña diferencia, quiere la paz, ¿y qué está pasando en Irak?, ¿y qué ha pasado en el Líbano y en Palestina?, ¿y qué ha pasado en 100 años, pues, en América Latina y en el mundo? Y ahora las amenazas contra Venezuela, nuevas amenazas contra Venezuela, nuevas amenazas contra Irán… Le habló al pueblo del Líbano: “Muchos de ustedes han visto cómo sus hogares y sus comunidades quedaron atrapadas en el fuego cruzado”. ¡Vaya qué cinismo!, ¡vaya qué capacidad para mentir descaradamente ante el mundo! Las bombas en Beirut, lanzadas con precisión milimétrica, ¿son fuego cruzado? Creo que el presidente está pensando en las películas del Oeste, cuando se disparaba desde la cintura y alguien quedaba atravesado en el fuego cruzado. ¡Fuego imperialista, fuego fascista, fuego asesino y fuego genocida, el del imperio y el de Israel contra el pueblo inocente de Palestina y el pueblo del Líbano! ¡Esa es la verdad!, ahora dicen que sufren, que estamos sufriendo porque vemos sus hogares destruidos.En fin, el presidente de los Estados Unidos vino a hablarles a los pueblos, vino a decir, además yo traje, señora presidenta, unos documentos, porque estuve esta madrugada viendo algunos discursos y actualizando mis palabras-, le habló al pueblo de Afganistán, al pueblo del Líbano: “Al pueblo de Irán le digo…, al pueblo del Líbano le digo… al pueblo de Afganistán le digo…”. Bueno, uno se pregunta: así como el presidente de los Estados Unidos le dice “le digo…” a esos pueblos, ¿qué le dirían esos pueblos a él, si esos pueblos pudieran hablar?, ¿qué le dirían? Yo se los voy a recoger porque conozco a la mayor parte del alma de esos pueblos, los pueblos del Sur, los pueblos atropellados. Dirían: “Imperio yankee go home”, ese sería el grito que brotaría por todas partes si los pueblos del mundo pudieran hablarle a una sola voz al imperio de los Estados Unidos.